Inequidad y educación
Ha sido fuente de polémica el reciente libro de Thomas Piketty “El capital en el siglo XXI” en el cual el autor, economista francés, profesor de MIT, plantea que durante siglos se han mantenido las desigualdades sociales entre pobres y ricos y propone medir la desigualdad por el patrimonio o capital, en vez de por los ingresos. De su análisis concluye que la causa de esa situación es el hecho de que la rentabilidad sobre el capital es mayor que la tasa de crecimiento de la economía. La solución que plantea Piketty es un impuesto progresivo a la riqueza y a las herencias.
Esta posición ha sido controvertida por analistas, economistas y empresarios con argumentos, tales como que Piketty no analiza cómo se crea y cómo se destruye la riqueza, el documento no analiza la evolución de la clase media y de la pobreza, la realidad de los Estados Unidos es que más de la mitad de los hombres más ricos son emprendedores que hicieron su fortuna con esfuerzo y trabajo y no herederos rentistas, no se habla de gravar el consumo como otra fuente para buscar equidad y no se da suficiente importancia al impacto de la filantropía inteligente.
Considero que una primera discusión interesante se da en torno a si la desigualdad es causada por la riqueza o si la inequidad surge por la falta de oportunidades para formarse, aprender y desarrollar competencias para aprovechar los talentos que cada uno posee.
En mi opinión, en el siglo XXI cada persona debe prepararse para generar riqueza a través de su trabajo y su esfuerzo, aprender a controlar sus gastos, a ahorrar y a invertir para garantizar su sostenimiento y bienestar y compartir y apoyar a los que lo requieren. Como sociedad tenemos que promover y apoyar el emprendimiento, la creatividad y la innovación como fuentes de generación de riqueza, desarrollo y bienestar, emprendimiento que conduce a crear empresas, que desde su inicio deben comprender las responsabilidades que tienen con la comunidad.
Empresas sostenibles que buscan el desarrollo integral de sus colaboradores para que puedan aprovechar todo su potencial y generar valor para todos sus relacionados y para la sociedad, logrando resultados sobresalientes en lo económico y en lo social, además de aportar a la conservación y mejoramiento del medio ambiente.
El desarrollo económico y social bien orientado conduce a la eliminación de la pobreza y al crecimiento de la clase media y la forma de lograrlo es responsabilizando a cada uno de su vida y su futuro, a través de formación, capacitación y entrenamiento para desarrollar actitudes, habilidades, competencias y hábitos que les den la posibilidad de aprovechar todas sus potencialidades. La forma de hacerlo es ofreciendo educación de calidad para todos.
¿Qué es educación de calidad?
Es la que “forma” seres plenamente humanos capaces de desarrollarse en forma integral.
Formar implica comprender quién soy, cuál es el sentido de mi vida, cuáles son mis creencias y valores, mi misión y mi visión; responsabilizarme de mis actos, identificar mis talentos, capacidades y limitaciones para construir mi futuro y alcanzar mis metas; implica tener la capacidad de discernir lo que está bien y mal, método y disciplina para hacer lo correcto bien hecho y convertir sueños en realidades; comprender el trabajo como una oportunidad para realizarme y el proceso de aprendizaje como mi primer trabajo; entender que todos los seres humanos estamos en proceso permanente de crecimiento, aprendizaje y desarrollo; recibir y dar afecto, desarrollar amistades, ser solidario, ayudar y servir a los que me rodean y, finalmente, y no por ello menos importante, adquirir el conocimiento pertinente, desarrollar la creatividad y la innovación: aprovechar los conocimientos de los que me precedieron para comprender el universo, el hombre, la vida y profundizar en los temas de mayor interés investigando, creando e innovando.
Ser plenamente humano es comprender todo lo anterior, desarrollar motivaciones, actitudes y comportamientos que me permitan aprovechar mis potencialidades y lograr un desarrollo equilibrado en las áreas que he definido como prioritarias, estableciendo un sano equilibrio con el fortalecimiento de competencias socio-emocionales que permitirán una mejor convivencia y un desarrollo integral a lo largo de la vida en cualquier escenario de la vida laboral y personal.
En conclusión, creo que el camino para superar la inequidad es fomentar la generación de riqueza, formando niños y jóvenes autónomos y responsables, a través de una educación de calidad que les permita construir su futuro y comprometerse a mejorar y transformar su entorno. Para lograrlo se requiere la participación activa de todos los integrantes de la sociedad, comenzando por la transformación de padres, maestros, estado, líderes, sociedad en general, para que sean ejemplo digno de imitar.
Autor: Alberto Espinosa López
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